
La intervención pretende diseñar un espacio de trabajo a través de elementos influenciados por la arquitectura existente. Un espacio crudo donde la estructura de hormigón queda expuesta en su estado más natural. Se experimentó con el contrapunto de la elegancia y sofisticación de los elementos que estructuran el espacio, tratados como verdaderas esculturas realizadas en acero inoxidable, la escalera que hace de puente en la verticalidad del espacio y la cocina en su horizontalidad. Elementos inspirándose en el mundo digital de Andrés Reisinger, y que evocan a un espacio surrealista, onírico y escultórico.
El proyecto consiste en la transformación de un local de planta baja en un espacio de trabajo para Andres Reisinger y su estudio creativo. Un espacio de trabajo multifuncional, destinado a ofrecer un área de trabajo, cocina, comedor, terraza, una oficina privada y otras utilidades.


Un espacio multifuncional, destinado a ofrecer un área de trabajo, cocina, comedor, terraza, una oficina privada y otras utilidades. El espacio está ubicado en Barcelona, en el barrio de Poblenou. Con acceso directo desde la calle y una gran terraza trasera. Al entrar, el espacio tiene un techo doble que dirige la vista hacia el segundo piso. La primera decisión fue demoler la mitad trasera del segundo piso, transformando así el volumen existente compuesto de dos pisos con techos bajos, a un gran espacio abierto con un altillo que resalta como elemento arquitectónico, y deja entrar más luz natural.
La materialidad de las paredes y el suelo, se eligió para que coincidiera con los tonos crudos y las texturas del hormigón existente. Primero se eligió el color y la textura de las paredes, acabado con una pintura a base de cuarzo en forma de pasta DETALE CPH. Esta pintura aporta un aspecto irregular y artesanal, con un tacto suave aterciopelado que recuerda a los materiales existentes. Con un tono gris-beige a juego con la estructura y el techo de hormigón. A través de este material se eligió el microcemento para que tuviera el mismo tono y efecto texturizado, creando un mundo monocromático.


El espacio se estructura con una gran mesa central de hormigón sujeta a uno de los pilares. Queríamos diseñar una mesa continuara por todo el espacio. Una mesa que funcionara como espacio de trabajo y comedor. Como queríamos mantener la mesa al mismo nivel y enfatizar la continuidad de la mesa decidimos elevar el suelo de la zona de trabajo, lo que a su vez nos ayuda a pasar el cableado al rack y refuerza los límites de uso desde la arquitectura. El color rosa de la mesa le permite destacar en el resto del espacio monocromático. Es la pieza central del estudio su forma respeta la arquitectura existente del espacio. Evitando curvas o elementos ornamentales, decidimos utilizar líneas rectas y formas geométricas para reflejar el resto de la arquitectura. Un elemento que se hizo insitu y que tiene el color que siempre usa Andres Reisinger en sus proyectos.
La iluminación en el estudio se logra a través de métodos no convencionales. La única iluminación inherentemente técnica está presente en el primer espacio de doble altura al entrar al estudio desde la calle, con rieles y focos regulables por LEDsC4. El resto de la iluminación del espacio se consigue a través de linestras colocadas estratégicamente en varios espacios. Sin embargo, la luminaria principal del espacio es la lámpara esférica de 120 cm de diámetro; “Luna” de Davide Groppi. La luna cuelga del techo de doble peso sobre el área de trabajo. Tiene una textura de papel arrugado, que cuando se ilumina desde la fuente de luz interior, se asemeja a la luna. Da una luz suave y relajante que cambia por completo el ambiente del estudio durante la noche. La luz de la luna se extiende por todo el estudio, incluido el entrepiso, creando un ambiente surrealista y onírico, que se asemeja a la obra de Andrés Reisinger.

En la zona debajo del altillo encontramos la cocina, hecha completamente de inox y con un sistema de toca-toca hidráulico totalmente integrado fabricada por Fusteria J Vidal. Acompañado la mesa en esta zona de comida encontramos los taburetes metálicos cromados diseñados a medida por Julia Esque.


Con el mismo acabado de microcemento que el interior, la terraza es un espacio relajante y zen. Con una mampara de plantas tipo bosque que separan el ajetreado ambiente exterior del onírico ambiente interior. Mediante el uso de diversas tipologías de plantas, con apariencia de bosque salvaje, comisariadas por AELAND, se logró esta separación de mundos. La luz del sol se filtra a través de las diferentes alturas y formas de las plantas, creando sombras orgánicas y fluidas en el suelo interior. La terraza y el uso de largas cortinas blancas translúcidas en ambas fachadas actúan como una barrera entre el paisaje de ensueño digital del interior y el mundo exterior.


La zona de trabajo de la mesa da hacia el patio que hay mas tranquilidad y luz, con grandes ventanales rompiendo el limite entre el interior y exterior.

En la zona de doble altura más cerca de la calle, colocamos la escalera de caracol que nos conduce al altillo donde está el lugar de trabajo de Andrés. La escalera es una de las piezas más emblemáticas del proyecto, Se tuvo que traer de una sola pieza pulida y colocarla insitu como si de una escultura se tratase. El segundo piso un pequeño pasillo nos conduce al baño de cortesía, la puerta del cual al ser curva desaparece integrada en la arquitectura.




El despacho totalmente acristalado, se compone de una gran mesa diseñada a medida en acabado roble natural, acompañados de las butacas LC7 de Cassina, y un sofá de obra con cojines rosados, igual que la mesa de hormigón. El uso intencional de muebles e iluminación que no sigue la estética normal de una oficina, le da al estudio una sensación más cómoda. Creando un espacio que parece onírico, sereno y surrealista. Fusionando las líneas entre el mundo físico y el mundo digital. Desde este espacio accedemos a su baño que tiene mucha luz natural gracias a un gran cristal glaseado que delimita la pica y la ducha.




AUTOR
ISERN SERRA
TEAM LEADER
AASHEEN MITTAL
FOTOGRAFÍA
SALVA LÓPEZ